lunes, 25 de mayo de 2009

Primeros reflejos del bebé

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DEPARTAMENTO DE PREESCOLAR
LOS PRIMEROS 12 MESES DE VIDA
"Un enfoque psiconeurológico del desarrollo".
Registro: 120.717

Autor: MARÍA ALICIA CORVALÁN BÜCHER.

ARTÍCULO 3:
REFLEJOS Y LA ACTIVIDAD MOTORA VOLUNTARIA.

Los reflejos son reacciones automáticas desencadenadas por la estimulación de diferentes receptores y que tienden a favorecer la adecuación del individuo al ambiente.

En el niño, los reflejos fijan el ritmo del desarrollo psicomotriz. A medida que avanza el desarrollo neurológico (maduración del Sistema Nervioso) los estímulos que desencadenan los reflejos, van provocando respuestas menos automáticas en las que se detecta el componente cortical. A partir de los reflejos arcaicos, utilizando los elementos que proveen sus esquemas de acción, y aprovechando la experiencia adquirida al ejercitarlos, se desarrolla la actividad psicomotriz voluntaria. Al analizar el desarrollo psicomotor durante el primer año de vida, es posible sustentar que gran parte de los automatismos con componentes corticales adquiridos en el curso de la maduración, reeditan reflejos, sinergia y automatismos arcaicos desaparecidos con anterioridad. A medida que avanza el desarrollo del sistema nervioso, los estímulos que desencadenan reflejos, van provocando respuestas menos automáticas en la que empieza a manifestarse la acción de componentes corticales. ( ver anexo pág. 2-3 ) Estos automatismos arcaicos, después de un intervalo en que estuvieron ausentes, inhibidos por la maduración cortical, reaparecen en las nuevas conductas del niño. Al resurgir a un nivel superior, perfeccionados, enriquecidos por aportes afectivos e intelectuales, son aún reconocibles, sugiriendo que sobre esos moldes primarios se estructuran los nuevos logros. Este período “silencioso” o intervalo libre para la mayor parte de la actividad arcaica, abarca un lapso que se inicia desde principios del tercer mes y que, según el reflejo, se extiende más o menos hasta el segundo trimestre. El período silencioso parece brindar al organismo un compás de espera, que le permite adquirir la experiencia corporal suficiente, para estructurar nuevos logros en base a los moldes primarios existentes. Se entregarán a continuación algunos ejemplos de secuencias de reflejos o sinergia arcaicos, presentes durante el período gestacional, su evolución durante el período posnatal y el movimiento voluntario o automatismo definitivo que genera.

Reflejo de Moro:

Aparece esbozado a las 24 semanas de gestación y a las 32 semanas es completo; es decir tiene sus tres componentes, extensión/abducción, Flexión /aducción y llanto. Se atenúa después del 2 mes y desaparece. Se encuentran huellas de la misma sinergia en la reacción de sobresalto del adulto , efectuando instantáneos y rápidos movimientos de los miembros superiores, los que dirige hacia atrás, abriendo los brazos y extendiendo los dedos en una reacción de alerta, que se asemeja notoriamente al reflejo de Moro.

Reflejo de Incurvación de tronco :

La respuesta refleja de incurvación del tronco, ante estímulos cutáneos en zona costo lumbar, se presenta hasta los 2 meses como una respuesta automática y difusa ante un estímulo nociceptivo. Entre los 3 y 5 meses existe un intervalo en el cual no responde al estímulo. Vuelve a reaccionar a partir del sexto mes, con franca descarga emocional, como lo haría un adulto al hacerle cosquillas.

Reflejo de Extensión cruzada o de defensa contralateral :

Se coloca al niño en decúbito dorsal. Con una mano se mantiene en extensión la rodilla mientras que con la otra se flexiona la planta de los pies del mismo lado entre el primer y segundo ortejo. El reflejo es positivo cuando la extremidad libre se flexiona, luego se extiende y por último se desvía en aducción, cruzándose con la extremidad inmóvil. A las 27 semanas de gestación, solo se obtiene flexión de la extremidad libre. A las 32 semanas flexión y extensión rápida. A las 40 semanas flexión, extensión y aducción. El reflejo completo con sus tres componentes es signo de madurez. La falta de la tercera etapa de aducción, indica con seguridad, menos de 40 semanas de gestación. Está presente durante el período neonatal , en el curso del segundo mes va disminuyendo en intensidad; desaparece primero la extensión, luego la aducción y por último la flexión en retirada, cuyos vestigios persisten hasta fines del tercer mes. En el segundo trimestre no quedan restos de extensión cruzada, los pies parecen no existir para el niño. Hasta los 6 meses el niño no tiene control voluntario sobre los movimientos de los miembros inferiores. A partir de esa edad empieza a realizar movimientos activos de defensa e intentos de liberación o lucha cuando se le aprisiona o estimula uno de sus pies. Estos movimientos reeditan con notable fidelidad los de la extensión cruzada, borrados a 4 o 5 meses antes. La similitud lleva a presumir que los movimientos voluntarios se han estructurado sobre la huella dejada por el reflejo arcaico, solo que ahora se hace evidente el componente experiencial, emocional y volitivo.

El reflejo de prensión palmar : está presente a las 24 semanas de gestación y es vigoroso a las 32 semanas. Solo a las 37 semanas el niño es capáz de suspenderse con el solo apoyo de las manos. Se atenúa a fines del tercer mes en forma progresiva, y acaba por borrarse.

Entre el tercer y cuarto mes no se encuentra el reflejo de prensión, colocando un objeto en la palma de un lactante de esa edad es habitual que lo deje caer, sin orientar hacia él la mirada. Durante esta edad hay una notoria atenuación del tono muscular lo que permite la extensión de los brazos y el encuentro de las manos en la línea media, frente a la visual, tanto en decúbito ventral como dorsal. El contacto recíproco de las manos aporta nuevos estímulos y mueve al pequeño a explorarlas con su vista, percibiendo los movimientos de extensión y reflexión de los dedos en un nivel preconsciente. La atención está centrada en sus manos. Durante un período variable de 2 a 3 semanas, su tacto, vista y “tacto bucal confluyen sobre sus manos; adquiriendo así una coordinación intersensorial, que le permite ir modelando la mano como herramienta eficaz para explorar el resto de su cuerpo y más tarde, el espacio que lo rodea. La integración de la información propioceptiva con la que suministran los sentidos , asume en este período silencioso, para el ejercicio de la aprehensión, la mayor importancia como factor de estructuración de la imagen inconsciente de sus manos.

Reflejo tónico cervical asimétrico : La simetría postural cefálica, provoca cambios tónicos asimétricos en los músculos del cuello que son percibidos por las terminaciones propioceptivas de las raíces posteriores de los nervios cervicales. De ellos parte la vía aferentes hasta centros subcorticales conectado con el laberinto. La respuesta motriz refleja, determina extensión de los miembros hacia los cuales se orienta la cara y flexión de los opuestos. Este reflejo brinda al lactante la posibilidad de iniciar la coordinación óculo manual, ensayando en la mano la fijación ocular y adquiriendo de este modo un conocimiento de la imagen de su mano derecha o izquierda según el lado a que esté vuelta la cabeza . A fines del tercer mes desaparece la rotación del cuello y la correspondiente extensión del miembro superior, la cabeza queda en posición media, lo que favorece la simetría postural de los miembros .

Reflejo de apoyo, enderezamiento y marcha automática: Antes de las 34 semanas de gestación, mueve las extremidades al ponerlo de pie, apoyado contra la superficie de la cama y efectúa movimientos de vaivén que simulan la marcha. A partir de las 37 semanas lo hace con todo el pie y a las 40 semanas, apoya primero el talón y después la punta.
Se atenúa al comenzar el tercer mes de vida. Se inicia el período silencioso que es de extensión variada, desde pocos días hasta 5 a 6 meses . Es habitual que hasta finalizar el quinto mes, no se desarrolle ninguna respuesta postural y el cuerpo se desplome si se aplica las plantas de los pies contra un plano de apoyo firme, mientras se procura mantener erecto al lactante. partir de los 6 meses se evidencian respuestas posturales que reproducen las secuencias de actitudes que constituían la cadena refleja. Primero se esboza una leve reacción de apoyo con la punta de los pies con angulación de caderas, es decir no hay enderezamiento. Mas adelante, se apoya sobre la planta de los pies y sobreviene el enderezamiento, adquiriendo la verdadera actitud erecta, tomando conciencia de la función de apoyo que cumplen sus pies.
Entre los 6 y 11 meses pueden darse los primeros pasos con sostén. A diferencia de la marcha automática, la marcha definitiva tiene siempre motivaciones afectivas y volitivas (deseo de acercarse a la madre, tomar un juguete, entre otros).

Reflejo de reptación :

Sinergía considerada como un gateo primario y automático. Consiste en la extensión sucesiva y sincronizada de los miembros inferiores desencadenada al apoyar la planta de los pies del niño contra un plano firme, estando en posición decúbito ventral, produciéndose una verdadera propulsión del cuerpo hacia adelante. Se atenúa al final del tercer mes y desaparece poco después. Comienza así un intervalo libre, durante el cual no hay respuesta locomotriz en decúbito ventral. Durante el curso del tercer trimestre, o con más frecuencia cerca de su final, el niño en posición decúbito ventral es capaz de adoptar la posición de gateo y se inicia el desplazamiento voluntario.

Reflejo de Succión : Desaparece en el curso del 2 semestre. Esta actividad sensorio motriz, que comenzó siendo refleja, reaparece y es reemplazada por actividades orales superiores.

Reflejo mano-boca de Babkin : Establece la base de la coordinación entre la boca y las manos. De importancia fundamental para el conocimiento de los objetos, ya que el lactante desde los 4 a 5 meses aproxima los objetos a su boca con fines cognoscitivos. A partir de los 6 meses la coordinación mano boca está al servicio de la función alimentaria.

La evolución de la conducta infantil, desde los reflejos y sinergías primitivas hasta las actividades voluntarias, han sido tema de estudio de numerosos investigadores. Piaget, nos muestra como las más primitivas actividades del niño pequeño, las reacciones circularias primarias, se basan en la ejercitación y el enriquecimiento de los reflejos innatos durante el período de la vida en que esos reflejos están en actividad. La ejercitación consolida la función y se establecen los primeros hábitos, que con la intercoordinación de los sentidos, jerarquizan la función de reflejo que se ha ido extinguiendo. Sólo cuando el niño se libera de los rígidos automatísmos reflejos, podrá desarrollar actividades por el placer de ellas mismas.

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